PÁGINAS ESCANEADAS DEL LIBRITO QUE TENGO EN CASA
JOSEP MARIA FOLCH I TORRES
FOTOGRAFIA ESCANEADA DEL LIBRO JOSEP MARIA FOLCH I TORRES, ESCRITO POR JOSEP MIRACLE
Hola.
Aquesta última tarda de l´any la dedico a traduir al castellá, aquesta Historieta Exemplar tan bonica, que de petita amb va omplir de goig.
El seu autor va ser l´escriptor JOSEP MARIA FOLCH I TORRES.
FELIÇ ANY NOU !
Desde Valencia amb carinyo,
Hola
Esta última tarde año la dedico a traducir al castellano, esta Historieta Ejemplar tan bella, que de pequeña me llenó de gozo.
Su autor fue el escritor JOSÉ MARIA FOLCH I TORRES.
EL RETORNO DE VALENTIN
Cuando, saliendo de Misa Mayor, las chicas, las más graciosas del pueblo, comentaban el retorno de Valentín, Mercedes, que las escuchaba, con mucho esfuerzo apenas podía contener las lágrimas.
Eran diversos lo sentimientos que en aquel momento experimentaba Mercedes. De un lado, era la gran alegría que le causaba la noticia inesperada de retorno de aquel amiguito que se había marchado, el y su padre, hacía muchos años; de otro lado era el despecho de oir a todas aquellas chicas hablar de Valentín, como si fuera de todas y cada una el que sólo había estado para Mercedes.
Porque en aquel tiempo en que Valentín estaba en el pueblo, ninguna de ellas había hecho caso de aquel chico lleno de buenos sentimientos; para todas pasaba desapercibido, porque era humilde y poco hablador.
Pero no pasaba esto con Mercedes. Ella se acordaba como él, viéndola triste y huérfana, le mostraba un afecto que nunca nadie le había mostrado.Lo recordaba como si fuera ahora mismo.
Valentinito, un niño aún, en vez de ir a jugar con sus compañeros, iba a pasear con ella, y compartía con ella su comida y su merienda, y le cogía flores, y le decía que su gozo más grande era quererla como una hermanita.
Recordaba también, y el corazón aún le dolía, el día que Valentín le dió la noticia de que se iba del pueblo.-¿Sabes Merceditas?-le dijo-Te he de dar una mala noticia.Mi padre ha pensado ir a América, y se me lleba con él.
-¿Está muy lejos esto?-le preguntó ella entonces, sintiéndose desfallecer.
-Si está muy lejos...-respondió él.
Y llegó el día de la marcha; y, cuando Valentín, siguiendo a su padre, se alejó por la carretera, sólo había allí, en el puente , la Mercedes dándole la despedida.
Ël se giró muchas veces, diciéndole adiós con la mano. Y ella le devolvía el saludo, sin casi verlo, no sólo por lo muy lejos que él ya estaba, sino porque tenía los ojos llenos de lágrimas que le nublaban la vista.
Después, cuando ya ni lo vió, cuando la carretera parcía haber engullido aquel amiguito afectuoso, la Mercedes volvió sola al pueblo, que le parecía abandonado, como si allí no hubiera nadie,¡así de sola se sintió la pobre huerfanita!
Por suerte el Sr. Rector se compadeció de ella y la recogió.
Los años habían ido pasando. Mercedes ahora ya se ganaba el sueldo, pues servía en la rectoría y ponía todo su esfuerzo en cumplir y hacerse merecedora de la estima de todo el mundo.
Su corazón, no se había olvidado nunca de Valentín. A todas horas pensaba en él y especialmente cuando se iba a dormir, y siempre lo encomendaba a Dios para que lo librase de todo mal y lo hiciera volver pronto.
Una noche soñó, pero no fue un sueño alegre, sino que le vió enfermo y abandionado de todo el mundo, en un pais desconocido.
La impresión que le causó este sueño fue tan fuerte, que ya no pudo más que pensar en Valentín, que no lo viera en esta terrible situación.
Nadie había sabido nunca más nada de Valentín y de su padre, cuando de repente el Sr. Rector recibió una carta de Valentín que decía que su padre había muerto y que se disponía a volver al pueblo después de liquidar sus intereses, que eran importantes.
La noticia corrió, y enseguida todo el mundo se dispuso a recibir a Valentín, que volvía de América. Mercedes, experimento distintos sentimientos al enterarse de esta noticia, pues se sentía feliz al enterarse que volvía su amigo, pero oscurecía su alegría el pensamiento de que por su fortuna ya no podría considerarlo como antes, y, seguramente se encontraría como antes, y, seguramente se encontraría mejor en compañía de una heredera rica.
El día esperado llegó. Todo el mundo fue hacia el puente a ver llegar al joven afortunado que volvía al hogar del pueblo natal. Unos decían que vendría en automóvil; otros aseguraban que vendría en coche de dos caballos...
No vendría en nada de esto.
-Lo más seguro-dijo uno- que llegue en la tartana, para recordar mejor el día que se fue.
-El día que se fue-dijo la Mercedes- se fue a pié.
Llegó la tartana, y tampoco venía Valentín.
Todos empezaban a impacientarse, i alguien hablaba ya de irse, cuando se vió venir por la carretera un hombre, cubierto con una manta, y andando con la ayuda de un bastón.
Bromeando, una de las chicas le dijo:
Quizás es aquel pobre que viene.
Mercedes se lo miró, y sintió que el corazón le latía apresuradamente.
¡Si que es él!- exclamó, cortriendo a su encuentro.
La desilusión se apoderó de todas las caras.
-¡Valentín!-exclamó Mercedes al llegar cerca de él.
El pobre se la miró extrañamente:
¿Quién eres tú?-le preguntó.
Ella bajó los ojos apesadumbrada.¡No la conocía, la había olvidado!
Los otros al verlo llegar a pié y tan pobremente vestido hicieron un poco de ironía.-¡Si que has liquidado los intereses!-le dijo alguien.
Los otros que habían estado celosos al saber que se había hecho rico, ahora parecían disfrutar.
Las chicas le giraron la espalda, diciéndole:
-¡Cómo se ha pasado!
Valentín dijo: Era rico, y todo lo he perdido. Todas las ganancias de mi padre y las mías han desaparecido en un fallo del ¨Banco donde las guardaba. Suerte tendré de vuestra caridad para cuidarme, pues estoy enfermo.
Como si estas palabras hubiesen sidio un vendaval poderoso, todois los que habían ido a recibirlo, creyéndolo rico, huían al verlo pobre.
-¡Todos me dejan!-exclamó-,Pueblo malo, que rehusas a tus hijos pobres y enfermos!
-Todos no te dejan, pues yo estoy aquí.
-De tí no dudaba, Merceditas.
-¿Cómo?,¿Me conoces?
-Te he conocido enseguida, pero quería hacerte una prueba.
-¡Ah que alegría Valentíun, de poder volver a verte!
Y tomándole una mano para ayudarlo a caminar, le contó que ahora era sirvienta de la rectoría, y que el Sr. Rector lo acogería, com o la había acogido a ella.
y que ella se lo pediría y que todo su gozo sería poder cuidarlo y velarlo hasta que estuviera curado.
-¿Y si no me quiere acoger?-preguntó Valentín
-Si el no te quisiera coger, yo te acogería Valentín.
-¿Tú?
Si, yo, que tengo guardado el dinero que he ganado sirviendo en la rectoría.
-Pronto se terminarían
-Entonces-dijio firmemente Mercedes- iré a mendigar por tí.
Valentín no respondió, porque la emoción le privaba el habla, pero cogió la mano de Mercedes con tanto temblor, que ella comprendió su gran agradecimiento.
Así, despacito, lo acompañó hasta la rectoría.
Cuando llegaron, Mercedes pasó adelante, para avisar al Sr. Rector, y cuando volvió con él, su sorpresa fue de las grandes al ver que en lugar de aquel pobre esperaba allí un joven bien vestido, sonriente y alegre.
Era Valentín que aprovechando aquel momento, se había sacado la manta que lo cubría, se arregló el sombrero que llevaba mal puesto, desarrugío la cara y dejó de fiungir.
-Dios le guarde, Señor Rector. aquí me tiene de vuelta, y mi primera visita a estado para usted, ya que además, le he de hablar de dos hechos muy serios.
-Bienvenido Valentín, le respondió el Sr.Rector-Puedes hablarme sibn temor, pues Mercedes es como de casa.
-De ella he de hablarle en primer término, para pedirle su manio. Ella ha sido la única que merece mi amor y mi inmensa fortuna. Además, quería hablarle de la construcción de un hospital, que yo pagaré y mantendré, para que se puedan recoger y cuidar todos los hijos desvalidos del pueblo, porque poco pueden confiar de la caridad de sus paisanos.
La alegría de Mercedes fue grande, pero más grande la sorpresa y confusión de las chicas y la otra gente del pueblo al saber lo ocurrido, y al ver aparecer a los dos prometidos radiantes de felicidad.
Velantín los perdonó a todos, invitándolos a la boda, que se celebró con mucho lucimiento, premiando así de una manera ejemplar la fidelidad y buen corazón de Mercedes.
-¡FELIZ AÑO NUEVO!
Desde Valencia con cariño, Montserrat Llagostera Vilaró
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